El texto interminable que los hombres van tejiendo como envoltura de las cosas y de las experiencias empieza quizá a tomar otro aspecto. Un aspecto menos estable que el libro, que desde el final de la edad media multiplica las copias del mismo original, y da al texto así una estabilidad radical y extendida. Menos estable y por eso más propenso a la excrecencia y a la modificación.
El libro no va a desaparecer: ingenuidad de los técnicos que piensan la cultura como una máquina que se puede substituir por otra mejor. Habrá libros, como los ha habido siempre, pero quizá el lector va a reencontrar algunas de las prácticas de cuando no había imprenta.
Entonces a menudo el lector era responsable de su texto: lo copiaba, lo corregía y lo anotaba: el texto era fruto de una acción suya.
La inestabilidad del texto en las nuevas redes de comunicación puede devolver al lector esa responsabilidad del texto: una responsabilidad compartida, no dependiente de un ejemplar, como antes, sino del texto mismo que se puede de nuevo, copiar, corregir, anotar.
Las bibliotecas actuales están quizá a punto de tener que abrir un nuevo departamento, después del de manuscritos e incunables, después del de libros impresos: el de textos en las redes informáticas.
Así imaginamos que podemos ofrecer ahora a los lectores, responsables ya de la cultura y de su transmisión, una responsabilidad más, y dar un ejemplo de lo que pueden ser no sólo los instrumentos sino también los usos de la biblioteca que viene: la de los lectores que vuelven a la responsabilidad del texto, los nuevos escoliastas.
Hay dos aspectos fundamentales en nuestra propuesta a la Biblioteca de Catalunya. Por un lado el ejemplo, durante el tiempo que duren nuestras actividades (en principio tres meses), de acceso a un texto que se va escribiendo. Un estado del texto que probablemente se generalizará en las redes informáticas, y que queremos explorar en sus potencialidades de abertura. Para Raval será una manera de imaginar como movilizar importantes energías intelectuales en el ámbito de una comunidad específica y de como magnificar la inscripción de la Biblioteca de Catalunya en el territorio concreto de la ciudad.
Por otro lado, y como corolario de lo anterior, mostrar el ejemplo de una nueva relación entre el texto y el lector.
Hay que suponer que la Biblioteca de Catalunya es frecuentada por lectores comprometidos con su cultura, que conforman una comunidad responsable y orientada muy positivamente hacia los textos. Hemos pensado entonces proponer un acceso específico desde los terminales de la Biblioteca a unas páginas de texto que, gracias a un diseño apropiado del interface, se puedan comentar y apuntar. Se recobraría así de alguna manera la tradición de los antiguos escolios, sólo que ahora sin la limitación del borde vacío de la página.
Las páginas escogidas pertenecerían a siete textos antiguos (que podrían ser digitalizaciones de páginas de documentos antiguos, o simplemente el propio texto transcrito en el ordenador), uno por cada una de las divisiones temáticas del proyecto Raval (arquitectura y urbanismo, fábricas y comercio, instituciones políticas y administrativas, pobreza, placeres ilícitos, extranjeros, y revueltas y revoluciones).
Hemos pensado en textos antiguos del fondo de la biblioteca para dar así una imagen de las potencialidades de los textos a través de los siglos y de las nuevas potencialidades debidas a las redes informáticas.
Por ejemplo, para vertebrar el tema urbanístico se podría escoger un pasaje del Tractat de regiment dels princeps e de comunitats de Francesc Eiximenis, del que la Biblioteca posee un incunable del siglo XV; para la temática relacionada con la inmigración y los extranjeros se podría escoger un pasaje del Libre del gentil e los tres savis de Ramón Llull, del que la Biblioteca posee igualmente un incunable.
Los lectores accederían primero a una página en los terminales de la Biblioteca en la que se explicaría la propuesta, para después acceder a una de las siete páginas, y hacer un comentario o apuntar alguna bibliografía pertinente si lo desean.